Ya, en cierto modo, me conocen. Mi nene, el Santi, sin autorización,(atrevido como siempre,) publicó el relato de mis recuerdos. Como se habràn dado cuenta, no nací ayer. Con mi amigo del alma, Häberli, que se me fue hace poco, decíamos que con Benedetti e Idea Vilariño, somos de la sub 20. Por el año en que nacimos. Los espero.Tata

martes, 30 de agosto de 2011

Vamos a seguir compartiendo la poesía de don Osiris. Este poema tiene, como lo que cada quien escribe, mucho que ver con su propio camino y sus vivencias propias, que a veces son muy parecidas a las nuestras. Salvo su final. Entonces me atreví a no hacer caso a don José Hernández y a su Martín Fierro, cuando dice aquello de que no pinta quien tiene ganas, sino quien sabe pintar. Yo por desgracia, no sé pintar; pero en este caso me sobran las ganas. De modo, que sin corregirle la plana como dice Fierro. les cuento como sería el final del poema, si hablara de mi camino. Y que Dios, Osiris y ustedes me perdonen. Lo voy a poner bien separado, para que no haya contaminación. Ahí va el poema


Pena de camino largo
La cicatriz del camino, que va subiendo a los cerros
me duele como si fuera todavía un tajo fresco
Pena de camino largo, cansancio de viaje viejo
que voy andando y andando tiempo arriba y sangre adentro

Hasta hace poco solía,llevar atado a los tiemtos
un chifle con agua pura, del manantial de los sueños;
pero se ha acabado el agua, y el manantial quedó lejos
¡y están muy turbios los charcos, de tanto pasar troperos!

Yo solo tengo el camino, el frío el agua y el viento,
y un poco de sol y luna, cosas que no tienen dueño
y llevo, como una carga, sobre mis hombros el cielo
y en el fondo de los ojos, limadura de luceros...

Pena de camino largo´, cansancio de viaje viejo....
Tata Dios que es empinada, la ladera de mi cerro
Que fría viene la noche,tiempo arriba y sangre adentro!!
con un poncho de verano, me está agarrando el invierno...
Y sigo picando espuelas, sobre mi dolor cerrero!
Mi angustia quiebra un rebenque, por los flancos del silencio.
Todo, por un corazón que ha nacido trasfoguero,
y siempre se enciende más, cuando más lo sopla el viento.

Por asir la cruz del sur como a un facón caronero´
para que empiece mi nombre, sobre el borde de mi tiempo
Pena de camino largo, cansancio de viaje viejo!
Pasión de vivir cantando, que es ir penando y subiendo!

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Dicha de camino largo, que hemos ido recorriendo
con una carga de sueños, madurados en silencios
Silencios que maduraron, para endulzar esos sueños




















sábado, 27 de agosto de 2011

La Flaca me conminó a reaparecer, yo diría como el ave fénix. Pero él lo hizo de sus cenizas. A mi blog, como a su dueño, ya casi ni cenizas nos van quedando para la resurrección. El blog, porque aquello del club de lectores, murió al nacer; y al dueño de ese blog, porque las cenizas ya son tantas, que si le da por revivir, no es extraño que lo ahoguen. Pero anoche, en que como siempre para despuntar el vicio eché mano de un libro, me dio por releer a don Osiris, y me encontré otra vez con su "canción para mi guitarra." Estoy seguro que el de la plateada cabellera la conoce; pero de cualquier manera mato dos pájaros de un tiro. Obedezco a la Flaca querida, y dedico a su media naranja, ¿o limón? esta entrada. Por otra parte, tiene el poema cosas que a mí me emocionan. Yo también hallé de niño la música escondida en un instrumento que me enseñó a vivir con ella. Y, por suerte, de ella. Si bien no es para mí de las mejores del Osiris, ojalá pudiera hacer algo parecido- Ahí va.


Canción para mi guitarra

La hallé de niño, en el monte, y ahorcada por las enviras;
pozo de tiempo su boca, conservaba todavía
plumas que fueron del nido de alguna cabeza indígena,
o de las alas de un canto, que amaneció en agonía.....

Fué casi a boca de noche, y en una senda perdida
donde hasta la luz se agacha para cruzar fugitiva,
y un largo frío delgado, de yarará se desliza;
estaba triste y comprendo la tristeza que sentía

Mi raza siempre la tuvo sobre el pecho estremecida;
la untó con barro de estrellas, la vistió de lunas finas,
le dió púrpuras heroicas, y con seda en las clavijas
le imaginaba cabellos, para brindarle caricias.

Y yo la encontré en el monte, y ahorcada por las enviras
Era túmulo de historia, color de tierra erigida
huérfana de serenatas, olvidada en las espinas,
tapera donde la lluvia, dobló campanas dormidas

Me corrió un frío de pena por la sangre más antigua
con varios filos de luna, le fuí cortando las fibras
que apretaban entre sombra, su largo cuello de niña,
y le hallé un clavel del aire, florecido en las clavijas!!

Me la traje sol afuera; y en un trazo de cuchilla
donde crecen las auroras de mi pago, donde inicia
su portada el arcoiris cuando escampan las lloviznas,
le escuché medroso el pecho; la abrigué con mis caricias
y el buen sol de aquel ocaso, con su roja frase tibia
la bañaba en el concepto luminoso de la vida.

En la rueca de la luna, hilé seis angustias mías
con ellas hice una escala luminosa de agua limpia
para entrar a mi guitarra, como a una gruta perdida;
y allí estaba el olvidado cielo de la gauchería.!!

Telaraña con rocío de estrellas adormecidas
cerca de Dios, en la noche donde la copla suspira!
Pago azul, recuperado para el tropel de la cifra.
Para que el alma de España le cante a la raza india
por las rejas de la lluvia, con pena de vidalita!
Para que el gaucho no muera! para que nadie me diga
Que ha muerto hace mucho tiempo, crucificado en la risa´

con un alambre de púa, como corona de espinas.