Ya, en cierto modo, me conocen. Mi nene, el Santi, sin autorización,(atrevido como siempre,) publicó el relato de mis recuerdos. Como se habràn dado cuenta, no nací ayer. Con mi amigo del alma, Häberli, que se me fue hace poco, decíamos que con Benedetti e Idea Vilariño, somos de la sub 20. Por el año en que nacimos. Los espero.Tata

sábado, 27 de agosto de 2011

La Flaca me conminó a reaparecer, yo diría como el ave fénix. Pero él lo hizo de sus cenizas. A mi blog, como a su dueño, ya casi ni cenizas nos van quedando para la resurrección. El blog, porque aquello del club de lectores, murió al nacer; y al dueño de ese blog, porque las cenizas ya son tantas, que si le da por revivir, no es extraño que lo ahoguen. Pero anoche, en que como siempre para despuntar el vicio eché mano de un libro, me dio por releer a don Osiris, y me encontré otra vez con su "canción para mi guitarra." Estoy seguro que el de la plateada cabellera la conoce; pero de cualquier manera mato dos pájaros de un tiro. Obedezco a la Flaca querida, y dedico a su media naranja, ¿o limón? esta entrada. Por otra parte, tiene el poema cosas que a mí me emocionan. Yo también hallé de niño la música escondida en un instrumento que me enseñó a vivir con ella. Y, por suerte, de ella. Si bien no es para mí de las mejores del Osiris, ojalá pudiera hacer algo parecido- Ahí va.


Canción para mi guitarra

La hallé de niño, en el monte, y ahorcada por las enviras;
pozo de tiempo su boca, conservaba todavía
plumas que fueron del nido de alguna cabeza indígena,
o de las alas de un canto, que amaneció en agonía.....

Fué casi a boca de noche, y en una senda perdida
donde hasta la luz se agacha para cruzar fugitiva,
y un largo frío delgado, de yarará se desliza;
estaba triste y comprendo la tristeza que sentía

Mi raza siempre la tuvo sobre el pecho estremecida;
la untó con barro de estrellas, la vistió de lunas finas,
le dió púrpuras heroicas, y con seda en las clavijas
le imaginaba cabellos, para brindarle caricias.

Y yo la encontré en el monte, y ahorcada por las enviras
Era túmulo de historia, color de tierra erigida
huérfana de serenatas, olvidada en las espinas,
tapera donde la lluvia, dobló campanas dormidas

Me corrió un frío de pena por la sangre más antigua
con varios filos de luna, le fuí cortando las fibras
que apretaban entre sombra, su largo cuello de niña,
y le hallé un clavel del aire, florecido en las clavijas!!

Me la traje sol afuera; y en un trazo de cuchilla
donde crecen las auroras de mi pago, donde inicia
su portada el arcoiris cuando escampan las lloviznas,
le escuché medroso el pecho; la abrigué con mis caricias
y el buen sol de aquel ocaso, con su roja frase tibia
la bañaba en el concepto luminoso de la vida.

En la rueca de la luna, hilé seis angustias mías
con ellas hice una escala luminosa de agua limpia
para entrar a mi guitarra, como a una gruta perdida;
y allí estaba el olvidado cielo de la gauchería.!!

Telaraña con rocío de estrellas adormecidas
cerca de Dios, en la noche donde la copla suspira!
Pago azul, recuperado para el tropel de la cifra.
Para que el alma de España le cante a la raza india
por las rejas de la lluvia, con pena de vidalita!
Para que el gaucho no muera! para que nadie me diga
Que ha muerto hace mucho tiempo, crucificado en la risa´

con un alambre de púa, como corona de espinas.

































7 comentarios:

FLACA dijo...

Tata,¡qué emoción una dedicatoria tuya así!...y qué poesía. Has sabido elegir.
Y no hables más de cenizas, que me ha encantado verte reaparecer en el blogueo.Qué lindo eso que dice el poema y también decís vos, haber encontrado la música escondida en un instrumento. Y aunque algunos no hayamos vivido de ella y ni por asomo la hayamos visto en la plenitud de su belleza, es una experiencia muy fuerte esa de "encontrar" la música.
Del de platinada cabellera te digo que hasta ahora es "naranja", no limón.
Y tal vez no hayas podido escribir algo parecido a Osiris, pero seguramente Osiris nunca pudo tampoco encontrar la música en la flauta como lo has hecho vos.
Un abrazo.

El Tata dijo...

Flaca; ya sé que nunca va a ser limón. En cuanto lo de cenizas nunca tomes en serio nada mío cuando aparece disfrazado de drama. Es para mí,justamente, una manera de reírme de lo amargo. Gracias por tu cariño

Anónimo dijo...

Absolutamente genial, este Osiris!, y vos por ponerla aquí.
Debo estar demasiado sensible, pero he llorado mucho con el poema y el recuerdo de los tus sonidos. Gracias Tatita.
Bea

Fernando Terreno dijo...

Tata, qué buena la poesía y ese método tuyo de "reírse de lo amargo". Me hizo acordar a una de Atahualpa -"La niña del Portezuelo" -, que dice: "tengo un dulzor amargo cuando me acuerdo".
Volviendo a Don Osiris, digamos que no es nada fácil la que elegiste.
Te mando un abrazo doble, uno mío y otro de Susana, mi media mandarina. (ya que andás complicando el asunto de los cítricos, ¡chupáte esa!

El Tata dijo...

Bea; el poema, como todas las cosas que escribía Osiris, se siente muy hondo. Te digo lo que a la Flaca cuando bromeo; no me extraña que lloraras, (y no de emoción precisamente) cuando oías como tocaba en aquellos remotos tiempos. Un abrazo grande

El Tata dijo...

Fernado; gracias por tu comentario. TYa sé que Susana, a pesar de tener que soportarte, pobre. siempre va a ser una buena mandarina.
Un abrazo a los dos.

Te voy a contestar con m´s tiempo por el correo. No digo mail porque me revienta que estemos colonizados hasta en el idioma

Zully dijo...

Tataaaaaaaa, qué bueno "verte" de nuevo en el blog¡¡¡ Enhorabuena tu regreso, que te haces desear, eh?
Me encantó la poesía que le dedicas a La Flaca y agradezco a la Flaca el que te haya conminado a reaparecer:), ojalá no pierdas esta costumbre.
Te dejo un besote muy gigante, cuidáte