Ya, en cierto modo, me conocen. Mi nene, el Santi, sin autorización,(atrevido como siempre,) publicó el relato de mis recuerdos. Como se habràn dado cuenta, no nací ayer. Con mi amigo del alma, Häberli, que se me fue hace poco, decíamos que con Benedetti e Idea Vilariño, somos de la sub 20. Por el año en que nacimos. Los espero.Tata

miércoles, 14 de mayo de 2008

Acabo de leer lo que escribí anteriormente, y me entró la duda de si publicarlo. Si uno lo mira con severidad es bastante cursi y sentimentaloide. Pero no se puede pretender otra cosa de quien nacido a principios del siglo 20, leyó libros románticos, se emocionó con poetas más románticos, y siguió, a pesar de los años, tratando de mantener vivo al gurí interior que le dice siempre que no todo lo que sentimos debe estar condicionado por el filtro frío del intelecto. La de Piriápolis es una historia larguísima, así que de acuerdo a los comentarios seguirá o no. Como en los tiempos de mi niñez, de seguir, será una novela por entregas.

Las mujeres, (no todas) cuando agarran un libro, leen el final. Yo ahora no empiezo por el final, pero casi. Es que el grabar esos cassettes me ha traído recuerdos y emociones que hay que registrarlos en caliente. De manera que trataré de vivir esas emociones otra vez compartiéndolas con ustedes. Así que como dice Andrea, si son capaces de leerlas, ajo y agua.

Como me compré un grabador de dvd para guardar en discos las grabaciones de los cassettes de cinta, viví de nuevo, a partir de 1987, año en que compré la cámara, los momentos felices a los que recién ahora disfruto en toda su dimensión. Se imaginan cuando, como todos los años llegamos con mi juguete nuevo a nuestra casita de Piriápolis que nos esperaba, en la ladera del cerro del toro , entre pájaros y àrboles. No veía el momento de filmar todo lo que se pusiera a tiro. Y como asociándose a mi nueva actividad artísticocinematográfica, hicieron días luminosos, con alboradas y atardeceres para enloquecer a los pintores aquellos impresionistas. Como soy medio loco, (el fantasma de García dirá que mejoré un 50%) siempre le ganaba al sol en la levantada. Así que cuando él preparaba el pincel para pintar de gloria la mañana, yo lo estaba esperando con la cámara lista. Entonces, una de esas mañanas increíbles me levanté a las cuatro y media, puse una escalera y trepé a la cumbre de la casita para cazar el amanecer. Cuando las nubes empezaron a colorearse empecé a girar lento, atrapando primero a un árbol solitario en una hondonada entre dos cerros, apenas iluminado por la aurora. Y, en una loma, un rancho abandonado, seguramente un viejo puesto de estancia. Y luego, gracias a la luz del amanecer, los árboles cubriendo el cerro envueltos en bruma luminosa. Y siquiendo mi giro, el mar entrevisto a la distancia. Cuando llegué terminado mi círculo, otra vez al árbol solo, el sol se asomaba enloqueciendo a los pájaros. Desgraciadamente, no hay cámara capaz de repetir milagros. Pero ayuda a recordarlos.
¿Continuará?

miércoles, 7 de mayo de 2008

Hola, como ven, estoy aprendiendo a usar las mayúsculas; cosa que habitualmente no hago. No crean que no voy a volver a contarles algo. Sucede que, como dice Galeano, cuando las llamás, las palabras no vienen. Y a mí, se me están negando, como me sucedía en tiempos idos, no con las palabras, sino con las que siempre las tenían para decir no. Bah; no siempre. Así que, hablando en serio, cuando el tiempo me de, (las circunstancias hace que no tenga el que quisiera) me van a tener que aguantar. Si quieren, claro