Ya, en cierto modo, me conocen. Mi nene, el Santi, sin autorización,(atrevido como siempre,) publicó el relato de mis recuerdos. Como se habràn dado cuenta, no nací ayer. Con mi amigo del alma, Häberli, que se me fue hace poco, decíamos que con Benedetti e Idea Vilariño, somos de la sub 20. Por el año en que nacimos. Los espero.Tata

viernes, 23 de marzo de 2012

DEL QUEGUAY A LAS CAÑAS

Como verán, la intención era que esto saliera a luz bastante antes.

Pero, el hombre propone y la compu dispone.

De manera que espero disculpen la informalidad.

Ella es característica de los genios.

Ayer, 12 de Marzo de 2012, regresamos, con Liliana y mi cuñada María Esther, de un paseo breve pero recordable. Hago constar la fecha, porque hoy 13, se cumplen 65 años, (sí, 65, ni uno menos) que al juzgado de Sayago llegamos solteros, la Yaya y yo, ella con 25 primaveras, yo con mis 26, y salimos para seguir juntos hasta marcharnos de este mundo. Le tocó a ella la partida antes que a mí. Pero me soportó casi 63.

Quiero compartir con ustedes este mi recuerdo agradecido.

Como ven, la intención era publicar nuestra excursión a la orilla del Queguay alrededor de esa fecha. Pero una cosa es la intención, y otra la capacidad de ejecución. De modo que lo publicaremos, (uso el plural porque el Santi también tomará parte ordenando espacios y publicando fotos) no cuando yo quiera sino cuando él pueda.
Acá va.
Salimos el Sábado 9 tempranito, por ruta uno hasta su empalme con la 3. Al llegar a la Santísima Trinidad de los Porongos, (ese es su verdadero nombre), nos sentamos en un parque muy bonito que se encuentra sobre la ruta, a tomarnos unos mates. Como no manejo, (la senectud tiene sus ventajas), aproveché para comprobar si el contenido de mi fiel compañera de viajes, doña petaca, no padecía ningún tipo de carencia.

Y, adelante. Pasamos por Paysandú y luego tomamos a la derecha por un camino secundario, hasta llegar a las cabañas ya reservadas. Están a unos diez metros de la orilla del Queguay, ahí oculto por un precioso monte galería, típico de nuestros pagos rioplatenses. Me acerqué para ver el río, y entre los árboles encontré, una vez más, como cuando gurí las buscaba, una planta de pitanga.

Las cabañas son dos; pero estas no son como las de Jacinto Vera.





Aquellas eran de lata por fuera y por adentro madera. En cambio estas, son por adentro madera, y afuera también madera. El inconveniente es que los baños están como a veinte metros de distancia. Sucede que este predio fue pensado para camping Las cabañas se añadieron más tarde. En este caso la distancia hasta esos baños no fue problema porque el tiempo era precioso. Mucho calor, pero una noche gloriosa. Plena luna llena. Al atardecer, el monte, asomado al Queguay, inmóvil bajo el calor norteño, es una sombra que se recuesta en el horizonte.

En cuanto a mí, el problema de los baños me tenía sin cuidado. Los usé antes de acostarme. Y, en la madrugada, salí un momento a observar la magia de la luna mirándose en el río. Y tan emocionado como agradecido, regué, pero no solo con lágrimas, los árboles del monte, húmedos ya de rocío.




Aclarado ese punto, (el de los baños) sigo con el relato. Estamos esperando, al abrigo de una estructura metálica muy amplia que imita una sombrilla gigante, la parrillada nocturna. Después de todo, no solo de sueños, silencios y paisajes vive el hombre. Y no te digo nada de la mujer. Y como la espera es larga, nada mejor que entretenerse con un equino blanco. Con la compañía de Liliana, que no es manca.
La otra componente del trío es “casi” abstemia. Que hemos de hacerle; nadie es perfecto.


Estamos esperando la salida de la luna, porque hoy es luna llena; Liliana filmó la gloria de esa salida y tomó fotos. De nuevo me envolvió el silencio, que nos dejaba escuchar el canto lejano, monótono e incansable de un grillo nochero. Y, envueltos en ese silencio lleno de saudades, la magia del río con su monte, la distancia luminosa, el calor del norte y los recuerdos.


Y al día siguiente, adiós a las cabañas y al Quegüay, y de vuelta al sur, ahora rumbo a Las Cañas, la playa fraybentina, a orillas del río querido.

Espléndida la playa y espléndido el viejo Uruguay. Ahí ya no es, como dice Sampayo, un cielo azul que viaja. Está, enorme y quieto, como un espejo luminoso para que el cielo se mire en él.

Ya sé, estarán pensando: cómo rompe ese tipo con el río.

Yo no tengo la culpa; sí tengo la suerte de haber nacido a tres cuadras de ese río, y haber perdido, (o ganado) horas, viendo pasar, en las crecidas, (no había represa) balsas de troncos con ranchos donde las mujeres, en morteros de madera, descascaraban el maíz para hacer el locro.

Después, llevar a pastar a la Pampita, la vaquita familiar, a la desembocadura del riacho; el Santi conoce el lugar.

La playa, como todas las de nuestras costas, una media luna de arena preciosa; los árboles, como en todas las de agua dulce, llegan casi hasta la costa, haciendo que se transformen, en “playas parques” que son una bendición.







La edificación me sorprendió. Claro; el 80 % debe ser de argentinos. Lo que no entiendo es como se animan a vivir ellos, y, lo que es peor, a arriesgar a sus hijos a adquirir quien sabe que enfermedades siniestras por la contaminación de Botnia.

Aparentemente los ambientalistas de Gualeguaychú ya no son los de ayer.

O no los creen como ayer.

La posada perfecta; vista al río, baño de primera, frigobar, microondas, pileta y sitio para minutas Y, lo más importante, televisor para ver Intrusos, Tinelli, Susana, Gran Hermano y puteríos de los famosos de la farándula. Todo en directo para de esa manera enriquecer nuestro acervo cultural .

Hablando en serio, la belleza del lugar es realmente sorprendente.

Liliana sacó una foto, (desde el jardín del fondo de la posada que cae sobre el río,) de una puesta de sol gloriosa, con la costa argentina dibujándose en el horizonte.

Como corresponde, había que sumergirse en el viejo río. Y, milagro, tanto a Liliana como a mí las mojarritas, (digo milagro porque hay incontables y no sé como sobreviven a la contaminación,) se entretenían mordisqueándonos las piernas.

Y de vuelta al pago; pensando que realmente vale la pena visitar Las Cañas.

Retorno por la 2, y, en Santa Catalina, un pueblo al que no conocía, paramos a tomar unos mates y descansar. Liliana filmó una iglesita preciosa.

Llegada a casita y se acabó la aventura. Pero nos queda una preciosa experiencia para enriquecer nuestros recuerdos.

20 comentarios:

FLACA dijo...

Tata:
No parás la pata. Precioso paseo,maravillosas las fotos y espectacular el relato. Un abrazo.

MARIA FELIZ dijo...

insisto, yo te nombraria, "cuantimenos" asesor del ministro de turismo, o mejor ministro y listo, pa que andarnos con modestias....

andal13 dijo...

Habrá que ver el efecto de las "lágrimas de emoción" sobre las chircas...

Espectacular paseo. Estoy segura que si voy yo pasa de todo, hasta que el sol salga por el oeste, porque es proverbial mi falta de suerte cuando recorro los caminos de la patria.

El Tata dijo...

Flaca; la pata va a quedarse quieta el día que el dueño la estire.
Porque los caminos de la patria, (como dicen los patriotas) siempre, aún con paisajes repetidos, te regalan emociones y despiertan recuerdos queridos

Otro abrazo

El Tata dijo...

María; preferíría de Ministro. Seguro el sueldo es mejor

El Tata dijo...

Andal querida; no fue sobre las chircas. La gramilla de esa zona, si bien empapada en rocío, denotaba a las claras carencia de sales minerales. Estoy seguro que ahora se la ve más exuberante. En cuanto a la suerte que falta en tus salidas, invitala a Liliana; tanto a ella como a mí, siempre nos acompaña.

Beatriz Barrios dijo...

Cuando leas mi comentario, no dejes de publicarlo.
es un cachetaso a todos los que se hacen los eruditas en la materia. Y mirá que me refiero a todos, en forma universal.
Nuevamente gracias.

Beatriz Barrios dijo...

Yo me refería al comentario anterior, el que no salió publicado.

Beatriz Barrios dijo...

Era algo como que me refería a tus relatos.
Tu escribís emocionado de todos tus viajes, pero cuando te referís a algún río, siempre te trae recuerdos y felicidad.
Lo contás de una forma tan especial, que no solamente te emocionás tu, sino que hacés emocionar al otro.
A mi poco entender, eso es poesía pura.
Eso de estar pensando en la rima, en la cantidad de sílabas, que lleva cada estrofa...
para mí, eso no es poesía.
Por eso digo: PA'QUE APRENDAN MUCHOS GILES. Acá hay un gran poeta que se las trae y con eso se nace, no se hace.
Gracias por la emoción y los recuerdos felices que me transmitiste!

El Tata dijo...

Bea; gracias por tu comentario, pero se te va la mano en los elogios.
Sucede que me crié, (no demasiado)
rodeado de luz, silencios y distancia, a la orilla de un río
inolvidable. Y esa distancia, ese silencio y esos paisajes guardados en tu memoria, cuando otra vez se viven, aunque seas no muy imaginativo, solo con describirlos otra vez se hacen poesía.

Beatriz Barrios dijo...

Lo que decís en cuanto al río, ya lo sabía de tu boca, pero lo que pasa es que cuando un ser trae la poesía adentro, eso no se puede evitar. Eso se llama ARTE.
Hasta cuando hacías un simple ejercicio técnico, con tu flauta, sonaba música, no simplemente "dedos".
¡Ni te digo cuando ejecutabas obras!.
¡Aquello era música, poesía, todo! Y no estoy exagerando un ápice.
Vos lo sabés Tatita.
Para mi fue un pedacito de Arte el haberte podido compartir.
Te quiero mucho.

Fernando Terreno dijo...

Mirá que sos insistidor. Recorrer Uruguay de sur a norte, siempre a Caballo... Blanco.
Se me había pasado darme una vuelta por "...del Tata" y de paso hacer turismo por Uruguay de chiripa (no de chiripá).
Che, y ya que se vinieron al sur por la costa, ¿no pasaron por Agraciada, que está ahicito nomás?

Un abrazo y buenos churrascos.

El Tata dijo...

Fernando; sucede que para conocer al Uruguay no se precisa mucho tiempo; al lado de los dos gigantes que tenemos por vecinos, ya lo dice la canción. "En el mapa no se ve" De la Patria Grande federal con la que soñaba Don José, (al que los intereses de las oligarquías porteña y montevideana se encargaron de sacarlo del medio por bandido y anarquista peligroso,)conozco Bariloche, La Plata,Mendoza, los pueblos de ls cordillera,Monte Caseros, cuando atravesaba el río con mi padre cuando iba a tocar en algún casorio, y donde teníamos amigos muy queridos,y por supuesto, B. Aires. Además la maravilla del norte. Desde Santiago hasta Salta la Linda, pasando por la quebrada
de los carnavalitos, y, claro C. Paz y Córdoba. No sé si te suena.
Yo también pasé unos días si visitar el blog. Así que no solo ando a caballo, no importa el color, en estos pagos. Un abrazo grande a los dos

El Tata dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Beatriz Barrios dijo...

Hoy 11, es un día especial.
Hoy cumpliría años una Mujer con mayúscula. Tu gran compañera por más de 60 años, gran Madre y mejor Abuela.
Hoy vos levantarás una copa, escapándote un lagrimón, yo soplaré hacia el cielo, unos pétalos de Sta. Rita, para que lleguen a su estrella y cada uno que la quiso y los que la seguimos queriendo, le rendiremos su merecido homenaje.
Un abrazo.

El Santi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Santi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Tata dijo...

Bea; gracias por tu recuerdo tan lindo de la Yaya querida. Yo ando medio peleado con la compu, y la uso muy poco. Por eso hace pocos días lo leí. Gracias otra vez
Tata

Beatriz Barrios dijo...

Tata, dejemos manifestar al niño que fuimos y que aún existe en nosotros, ese niño que cree en instantes mágicos. Porque sé que no sos de esos, hoy te digo: ¡FELICES 93 PIRULOS!!!!·UN beso grandote (aunque hayas dejado de quererme y no sé el porqué).

Beatriz Barrios dijo...

Tata, quiae decir que tu sí dejás manifestar el niño que llevamos adentro.