Ya, en cierto modo, me conocen. Mi nene, el Santi, sin autorización,(atrevido como siempre,) publicó el relato de mis recuerdos. Como se habràn dado cuenta, no nací ayer. Con mi amigo del alma, Häberli, que se me fue hace poco, decíamos que con Benedetti e Idea Vilariño, somos de la sub 20. Por el año en que nacimos. Los espero.Tata

lunes, 16 de junio de 2008

Becho. Fascículo primero.

Hola; dicen que nunca es tarde cuando las cosas llegan. La Flaca me ha pedido que cuente cosas que tengan que ver con el Becho. Hay un montón. Los parámeteros suyos nada tenían que ver con los del resto de los mortales. Era un personaje irrepetible. Cuando los primeros días del mes tenía algún peso, si alguien le pedía un préstamo sin preguntar se lo daba, y jamás lo reclamaba. Pero si le prestabas algo, tenías que olvidarte; se le había anticipado a Tabaré en lo del nunca más.
Invariablemente llegaba tarde a los ensayos; Balzo, en ese entonces director artístico, nos dijo a los delegados. (la orquesta tenía tres), que la cosa no daba para más. Balzo, como todos , lo quería muchísimo. Entonces lo abordamos y le dijimos que no teníamos argumentos para defenderlo. ¿Saben lo que pasa?. Estudio hasta las cuatro en la quinta, (era la de la familia de Reené Pietrafesa) y claro; me duermo. de ahora en más lo voy a hacer en la sala de la lírica, (era donde ensayaban los coros) me acuesto en un palco, y cuando llegan para el ensayo me despierto. Se despertó en el intervalo.
Zitarrosa dió dos recitaleas en el Solís; además de las guitarras de siempre se añadió una orquesta de acompañamiento. No podían faltar el Becho y su violín. El Solís, por supuesto, lleno. En el intervalo fuimos al boliche de la esquina, frente al teatro; lugar de reunión de actores y músicos. Cuando llegó el momento de volver le digo: Becho; mirá que es la hora. --En la primera canción no toco. ¿estás seguro?. No soy un irresponsable. Alfredo, con su eterno vaso de escocés en la mano nos vió llegar, y , conociendo el paño.¿y Becho?. dice que en la primera no tiene parte. Alfredo estaba furioso, era un profesional como Dios manda. Pero era el Becho, y para él las reglas eran distintas. Hoy no puedo seguir el relato; pero prometo que si les interesa, hay un montón de recuerdos entrañables que tienen que ver con ese entrañable e inolvidable personaje

4 comentarios:

Emilio Blanco dijo...

A la puta! Y yo que pensé que habías dejado medio abandonado este blog, pero ahora vuelvo sin golpear y encuentro que todo está barrido, los muebles están sin funda, y hay una calderita calentándose.

Please please please seguí con los cuentos de Piriápolis y de Becho!!!
MUY BUENOS ESTOS MATECITOS!!

andal13 dijo...

Es cierto que tenía cara de chiquilín sin maestra?
Besotes, y claro que queremos más!!!!
Andrea

FLACA dijo...

Aplausos!...Claro que queremos más. ¡Bien Tata!... Volveré por más. Y el Fantasma que siga sorprendiéndose. Un abrazote.

FLACA dijo...

Tata:
allá en mi boliche te espera amigo tuyo.